Y te pasas la vida sentada, esperando que todos vengan a por ti, como si fueran a venir a sacarte de tu casa a la fuerza. Como si fueran a hacer nacer tu sonrisa como antes. Como si importaras.
Y entonces te das cuenta de que quizás si era verdad que cambiaste tú y que tuviste algo de culpa. Que a lo mejor eras tú quien dejó irse las oportunidades de disfrutar.
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